Hace unos años, a cuento de muchos cuentos, decidí vivir la Nochebuena haciendo desde que me levantara solamente cosas que me apetecieran. Durante un día, con su noche, hago mi particular versión de la genial película de Frank Capra "Vive como quieras", en la que una excéntrica familia vive sin más normas que el respeto al otro. Y créanme es una experiencia estupenda.
Hoy me gusta madrugar para ver amanecer. Luego me voy de visita por el pasado. Vagabundeo unos minutos por el colegio donde pasé mi infancia, vuelvo al que fue mi recreo, visito la capilla, reflexiono medio segundo solo en todo lo bueno que he vivido durante el año, hablo con mi padre, le escucho, y le echo de menos. Paseo escuchando música, este año elegí "Two Hearts", el tema central de la película "Cold War", la versión que canta el coro es la más hermosa. Amor imposible en tiempos imposibles. Con el espíritu satisfecho vuelvo a casa. Observo a mis hijos, observo a mi mujer y me observo por dentro.
Me gusta lo que veo. Ya estoy listo para tomar cervezas con los amigos. A media tarde la liturgia de todas las nochebuenas, películas de Navidad con una copa, o dos, de Anís los Hermanos, y su compaña, un par de hojaldrinas Mata. Antes de darme cuenta, la noche se abre de par en par para compartirla con la única verdad que te acompaña durante toda la vida, la familia. Y mañana Navidad.
Manolo Martínez
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