Aquella víspera de navidad Antonio se presentó en casa con una enorme caja de cartón.
Cuando su hijo le preguntó qué había dentro, Antonio
le contestó que el mundo, y no le engañaba. Juanito, el hijo, abrió la caja a
garfañones, y cuando vio lo que había dentro tuvo claro que nada, absolutamente
nada, podría haberle hecho tan feliz.
— Pero ¿cuándo vas a acabar de pagar esto, chiquillo?
Se pasó los dos primeros meses diciéndoles a todos que no lo encendieran tanto, no fuera a ser que les llegara una factura de la luz muy gorda.
La primera
película que
vieron en familia fue La senda de los elefantes, en la que
la guapísima Liz Taylor se casaba con un hombre rico y se marchitaba entre la
soledad y el aburrimiento en una mansión.
Pero fue la actitud de Carmela, la madre, ante la escena final de la película, lo que se le quedó grabado a Juanito, porque su madre lloraba sin consuelo mientras una manada de elefantes irrumpía en la imponente mansión de mármol reduciéndola a escombros.
Aquella casa había sido construida en medio de una antigua senda de elefantes, y éstos habían vuelto para adueñarse del que había sido su camino.
Cuando Juanito le preguntó a su madre por qué lloraba tanto con el final de aquella película, esperando quizás que le desvelara alguna razón oculta en su corazón, Carmela le respondió:
— ¿Tú sabes lo difícil que es limpiar el mármol?
Manolo Martínez
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