Hace un par de días alguien me recordó que había momentos felices, que la felicidad como tal es una utopía y, claro, compartí esa realidad. Me hizo ver que los instantes dichosos están ahí, sólo es cuestión de saber mirar, de enfocar, y coincidí de nuevo en ese pensamiento. Aprendí que una de las cosas más hermosas que te pueden ocurrir en la vida es saberte escuchado y entendido, y eso, la mayoría de las veces depende de la generosidad del interlocutor. Gracias por una tarde llena de generosa escucha, una preciosa tarde llena de oídos y de lluvia.
Esta alegre canción me la ha sugerido Lola, con la que compartimos tapas y vinos en Antequera un solo fin de semana, suficiente para tener un grato recuerdo.
2 comentarios:
Hola Manolo, no me había percatado que habías puesto la canción que te sugerí. Gracias y como bien dice Mari Gracia, habrá más momentos de vinos y tapitas o lo que se presente. Anda que no!
Un beso.
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