-“È il dolce per el male degli amori“ (el dulce para el mal de amores)
El "cannolo" simboliza el amor entre un hombre y una mujer en forma de abrazo. En este azucarado estrujón, la oblea que forma el tubo (cannolo) representa al hombre, y el relleno, al que "abraza" y rodea el tubo, finge ser la mujer. La elaboración de la oblea es simple, como el hombre. Empieza con un huevo (recordemos que es el varón), luego treinta gramos de mantequilla blanda, cincuenta de azúcar, tres cucharadas de vino blanco (que le ayude a ser locuaz para la conquista), harina, sal y aceite. Punto y pelota, no hay más. El relleno es el alma del cannolo, y su preparación no es tan fácil. No es que sea difícil, es como es, como la mujer. Su confección comienza, obviamente, con higos, confitados, (o cincuenta gramos de piña), y sigue con medio kilo de ricota, que es un queso obtenido en un segundo procesamiento (¿no podía ser del primero, para no darle tantas vueltas a las cosas?), luego cincuenta gramos de cerezas, extracto de vainilla (que hace de feromona, para que el apego sea sólido), dos cucharadas de agua de azahar...(¿agua de azahar?, sí agua de azahar), una tableta de chocolate, cien gramos de azúcar…¿por qué no es tan simple y sencillo el relleno como lo es la oblea o masa? ¿Ocurre lo mismo entre el varón y la hembra? Seguimos con el relleno: veinticinco gramos de cáscara de naranja (fruta que contiene en su color la alegría, y en su sabor la vida misma), y ahora veinticinco gramos de cáscara de limón (el amargor, el picor, el contrapunto ácido, donde dije digo digo Diego…)
Ya tenemos todos los ingredientes. Ahora batiremos la mantequilla con el azúcar
hasta lograr una crema a punto de pomada. Agregaremos el huevo batido y luego
el vino blanco, la esencia de vainilla y la pizca de sal. A continuación la
harina, mezclando luego los ingredientes hasta darle forma a la masa. Lo volcamos en
la mesa (aquí un recordatorio a la famosa escena de “El cartero siempre llama
dos veces") y amasamos, manualmente claro, hasta conseguir una masa lisa y
suave. Ahora hay que dejarla descansar (a la masa, claro) dos horas en un lugar frío.
Estiramos
la masa, la cortamos en tiras y la pincelamos con el huevo batido por las puntas para
pegarlas hasta construir el tubo pequeño (cannolo). Llegados aquí los mandaremos
a freír...¿espárragos?, no..., los cannoli, coño.
Manolo Martínez
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