La
intuición es más que una corazonada, mucho más que una sospecha y una
suposición, es un chivatazo que te da la memoria sobre algo que ya conoces. X
La mente ha grabado sin parar imágenes y experiencias y, cuando la
certeza se intenta escabullir disfrazándose, los recuerdos, como si de chuletas de colegiales se tratasen, te echan
una mano.
La adivinación es un acto de valor en el que te juegas tu palabra a
cara a cruz, no así la intuición, fiel como un perro, pues se limita a revivirte lo que tu conocimiento
ya penetró. Ni descifras, ni interpretas, ni especulas, símplemente el vestigio
te conduce al monumento.
Esta estela de presentimientos te lleva a decir:
"esto me huele a..." o, puestos a afrancesarnos, diremos que la
intuición no es más que un "déjà vu".
Manolo Martínez
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