CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


viernes, abril 10, 2020

EL PERRO BILINGÜE


    Paseo a diario por los alrededores de mi primer colegio porque por allí se mueve mi vida. Al bajar una cuesta está mi casa, y si subo la misma cuesta, mi trabajo. Entre ambos transcurre mi existencia. Eso sí, tengo la suerte de que en este tránsito diario de la faena al hogar, y viceversa, no solo me asomo al pasado a través de las ventanas de mi primera clase, sino que además imagino la antigua Roma porque el pasillo que une mi trabajo, mi colegio y mi casa es una necrópolis romana, y frente a ella, un anfiteatro, ¿se puede ser más afortunado?
  Pues bien todo esto para contarles porque estaba yo el otro día, como otros muchos, haciendo de improvisado guía con unos turistas que buscaban la Necrópolis para visitarla. Mientras intentaba yo explicarles por dónde acceder al cementerio romano, y dónde podrían dejar el coche, un perro del tamaño de mi cuenta bancaria, no dejaba de emitir ladriditos acordes a su escasa longitud, pero tocacojones como ocurre con todos los que no saben como hacerse ver.
  

 En una de las cien interrupciones que el can le regaló a mi paciencia, hice el gesto de llevarme el dedo índice a mi boca, intentando pedirle que se callara de una puta vez, a lo que el jodido perro respondió chillando como una rata y escondiendo su cabecita en la sobaquera de su dueño, pensando (digo yo) que yo le iba a pegar cuando me vio levantar mi mano. Entonces el que ladró fue el dueño para indicarme en un perfecto castellano de Doña Croqueta, y asombrado de mi ignorancia:

-          ¡Oigaggg, oigaggg…que lo ha asustado usté. Háblale pog favó, que mi pegggo es bilingüe!

  Quise morirme.
Manolo Martínez

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