España es un país de tejemanejes,
nos guste o nos disguste. Atrás quedaron los años en los que la honestidad, la formación,
las ganas de aprender o la cultura, eran el pico y la pala para construirnos
una estabilidad económica, familiar y social. Todo eso está desfasado, básicamente
por dos razones. Una, porque somos víctimas del “lo quiero ya”, y dos, porque
tampoco la estabilidad (emocional, familiar o social) es ya el fin que la mayoría
persigue. El personal de ahora necesita adrenalina, compararse, ganar siempre,
tener más que el vecino y sobre todo, exhibirse. Y para eso no son necesario
los libros, ni las Universidades, y mucho menos la ética, la verdad o el
concepto de un hombre de bien. Todas esas paparruchas, y todos los años que
antes necesitábamos, se sustituyen ahora por algo mucho más rápido, definitivo
y vistoso, los tejemanejes. ¿La maestra?, la del vídeo. ¿Las herramientas? La
falta de escrúpulos, la cara muy dura, el cinismo, le mentira, el robo, y
conocer a cuántos más sinvergüenzas mejor. Y ya está, teje que te teje…- ¿Y tú qué haces desgraciado? ¿Trabajar,
estudiar, opositar…?
Manolo Martínez
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