Me duele la espalda y he buscado una pastilla. No suelo ser muy precavido en estas cuestiones, pero mira por dónde me dio por leerme el prospecto, por si tenía alguna contraindicación importante.
Y vaya si la tenía, con letras grandes: LEERME EL PROSPECTO.
Esa era la contraindicación, porque cuando lo he desplegado no me lo podía creer.
Es el que les cuelgo en la foto. Parecen las Sagradas Escrituras, El Quijote, o los Episodios Nacionales. Cualquier cosa menos un papel dedicado a informar, con las premisas de una información cabal: claridad y brevedad.
Ni de lejos, ni conciso ni diáfano. Estoy seguro de que, quién tenga la capacidad de leérselo de pe a pa, podría aprobar el MIR sin pasar por la Facultad de Medicina.
De hecho prefiero el dolor de espalda al de cabeza que me iba a dar si me lo
leía. Laboratorios y Farmacéuticos de España: algo leíble, por Dios.
Manolo Martínez
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