El tercio es el pan de la amistad.
Esperemos que ahora que nos quieren quitar del pan, por dios, no nos vayan a quitar de terciar.
Cuentan que los tercios se hicieron famosos por su resistencia en los campos de batalla, y tres cuartos de lo mismo ocurre con los tercios de amigos.
Hay que aguantar, estar ahí,
hasta el último buchito, aunque ya no esté, me cagüen diez, el venerado Bar
Cochera, cuna y cama de los tercios de costaleros, cazadores, desamorados,
discotequeros y trasnochadores varios.
Pero, si hay un marchamo que distingue al tercio, es el tontolaba que siempre apoquina.
—Quillo, ¿otra vez me toca a mi?
—Paga y calla... encima de que te
aguantamos...
Manolo Martínez
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