Tirar del mundo no es una faena cualquiera, por lo que no cualquiera está capacitado para ese trajín.
De hecho, si la cuerda que amarra el mundo a la mano de la madre, no se sujeta con firmeza, puede soltarse, pero si se tira con más fuerza que delicadeza, puede romperse ese cordón que nos mantiene unidos.
Es en ese tira y afloja, en el sutil rasgado de esa cuerda, dónde nace, la mayoría de las veces, la música con la que se entienden madres e hijos.
Nadie ha compuesto, jamás, una sintonía más bella que esa, entre otras cuestiones, porque, se reescribe cada día, desde que amanece hasta que se encienden las estrellas.
Manolo Martínez
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