Paseando por una bocacalle de la calle Ancha de Cádiz, calle del Rosario, ví una brevísima puerta que anunciaba en su interior un oratorio, la Santa Cueva.
Allí se estrenó, el Viernes Santo de 1787, “Las siete últimas palabras de Cristo”, una composición que el sacerdote José Sainz de Santa María le encargó al músico más importante de la época, Haydn.
El sacerdote le envió, como pago al célebre compositor, un pastel dentro de una caja. Haydn partió aquel pastel con disgusto por la insignificante nómina, encontrando, para su sorpresa, que el pastel estaba relleno de monedas de oro.
Tras la pequeña puerta de la Santa Cueva, no solamente está la historia que les acabo de contar, además pueden ustedes disfrutar, en la tercera planta, de una impresionante capilla consagrada a la exaltación de la Eucaristía con tres lienzos de Goya, quién curiosamente, se dice que se había quedado sordo en Cádiz, durante un viaje del pintor por Andalucía, y que marcaría un antes y un después en la pintura del genial artista.
Más de doscientos años después de su estreno en la Santa Cueva de Cádiz, tendremos la regalía de escuchar esta composición de Haydn en Santa Ana.
Manolo Martínez
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