Alguien dijo que lo que podemos hacer cuando cae la lluvia es dejarla caer. Las palabras, como la lluvia, caen, a veces suaves, otras como tormenta de verano. Escuchar es una habilidad que se aprende, como el Taichi: practicando, practicando, practicando. Cuando nos abrimos de oídos, el mundo se ensancha, se vuelve enorme, infinito, porque siempre es más lo que ignoramos que lo que sabemos. Son la calma, y la pausa, las que engrandecen las cosas. Por eso lo vemos todo tan hermoso el fin de semana, por que cambiamos el escenario y los personajes, y eso, "per se", es como cuando te ves en la mirada del que te habla. Y precísamente así, y escuchando más que hablando, alguien me ha regalado este fin de semana esta maravillosa sentencia:
"Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección"
Hace mucho que no escuchaba algo tan sensato, o será porque yo no estaba abierto de oídos.
"Nuestra cabeza es redonda para permitir al pensamiento cambiar de dirección"
Hace mucho que no escuchaba algo tan sensato, o será porque yo no estaba abierto de oídos.
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