Besar.
Yo beso, tú besas, nos besamos. Quizás sea el invento más grande de la
humanidad, el beso. Su poder es tan extraordinario que, si no lo das, el deseo
de que ocurra, extiende su gobierno desde nuestro espíritu hasta nuestra razón,
y cuando esto ocurre, su dictadura es inevitable. Es ahí, en el
"nodarlo", justo el momento en que el beso deja de ser el simple roce
de dos hocicos, para alcanzar el estatus de advenimiento de lo supremo. El
"nobeso" es la víspera del beso, es justo el día antes de reyes, el
deseo, la mentira vestida de verdad.
Manolo
Martínez
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