CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


viernes, febrero 19, 2021

LA OTRA CARA de la MONEDA


Una tertulia sólo necesita dos cosas: tertulianos y cosas que contar. Esta vez tenían muchas cosas que contarnos, y todas buenas. Ha sido un placer. A la tertulia fueron para volver a ser dos niños y una niña. Los tres nacieron en Carmona y los padres de los tres se fijaron en tres santos para ponerles nombres: San Juan, San Agustín y Santa Isabel, sería porque ninguno de los tres fueron malos. 

Los tres crecieron en aquella época en la que uno no podía quejarse porque nuestros padres nos decían aquello de: “Si te duele es que se está curando”


Juan nos confesó que lo que más le gusta del mundo para comer es un buen plato de papas fritas con huevos, lo de toda la vida.


Agustín prefiere las alboronías,  e Isabel un guiso, de lo que sea. Queda claro que por la comida no se van a pelear.



Juanito se enamoró del fútbol y se hizo polvo las rodillas tirándose de portero por las calles de la barriada de la guita. Tantas pelotas despejó que lo fichó el Sevilla. Agustín también disfrutaba del balón, pero éste prefería botarlo contra el suelo de su colegio Beato San Juan Grande. Tan bien lo hacía su equipo que estuvo en la mirada de uno de los grandes, Aitor García Reneses. 



Isabel creció en el barrio  de San Blas y dice que lo que más le gustaba del mundo era bailar, bailaba como una peonza.


El Patio Mudéjar del maravilloso Hotel Alcázar de la Reina, todo un referente para el turismo en Carmona, y esta Tertulia de “Comer, beber y hablar” fuimos testigos de que, cuando quieren, los tres van a una.


Aquellos niños, hoy hombres y mujeres, nos han dado a todos los carmonenses una lección que no debemos olvidar: siempre, por encima de las ideas, están las personas, siempre.
Ha sido bonito volver desde el Ayuntamiento al recreo, y recordar, que siempre después de los desencuentros, las manos deben quedar tendidas, para ayudar a levantarse al que se cayó.

Gracias a Juan Ávila, Agustín Guisado e Isabel Ballesteros por ponernos un espejo delante para que todos hagamos eso tan fácil, y tan difícil, de entendernos, de hablar y escucharnos.

Si no se fían de lo que aquí les cuento, vean la Tertulia “La otra cara de la moneda”, en Televisión Carmona, la nuestra.


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