Anda que no hemos mandado veces a alguien al carajo. Y qué a gusto te quedas. ¿Y a cuántos nos queda por mandar al carajo?, para quedarnos relajados del todo. Pues ahora me vengo a enterar que el "carajo" era la canastilla que estaba en lo alto del palo mayor de los barcos, desde dónde oteaban tierra los vigías. Y el origen de mandar "al carajo" a alguien está en esa canastilla avistadora. Cuando un marinero cometía alguna falta, se le castigaba mandándolo "al carajo", es decir a subir al final del palo mayor donde estaba "el carajo",o cesta, desde dónde se divisaba el confín. Pues sí así es, vayámonos todos al carajo, no es mal sitio. Oteamos el horizonte, los barcos, la tierra, los pájaros...¡Anda, pues ahora resulta que se está a gusto en el carajo! ¡Carajo, cuánto se aprende todos los días!
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