Flotamos. Estamos todo el día
suspendidos en el aire. Hablamos con nuestros amigos por whatsapp, compramos en Amazon, pagamos enviando un bizum, ni siquiera vamos al cine porque
vemos las pelis a través de Netflix, o vemos el
hotel en Google
Maps antes de alojarnos
Pero si aún nos faltaba algo, el coronavirus de los cojones nos ha obligado
a que los médicos nos atiendan
por teléfono, y a que los
maestros enseñen a nuestros hijos on line. ¿Qué nos
queda que se pueda tocar? Los libros ya no huelen a libros, se leen en un ebook, y hasta el amor nos llega de
manera virtual, Meetic te busca una pareja
hecha a la medida. Dentro de dos telediarios ya nos están alimentando con una pastillita
y un vaso de agua.
¿Qué será entonces del hígado a la plancha del Goya, de los calamares fritos de la viuda o de la carne en salsa del Tota?
¿Qué será entonces del hígado a la plancha del Goya, de los calamares fritos de la viuda o de la carne en salsa del Tota?
Manolo Martínez
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