Tras ese espejismo de 48 horas llamado fin de
semana, nos endonan un lunes, y por más que empujamos las horas, nos pasa como
a Sísifo con su roca, la rutina se nos viene encima una y otra vez.
Pasamos de la
paella dominical a las acelgas. Los lunes son la última croqueta del plato,
nadie la quiere. Un comienzo de semana con buen humor es un binomio imposible.
Son agua y aceite. Julio Iglesias y Juanito Valderrama. Como que no. Hasta el
ordenador tiene mala cara.
Un domingo es un
allegro, una bulería, guitarra y palmas. El lunes es un adagio, seguiriya, oboe
y arpa.
El domingo tiene
la cara de Julia Robert y el lunes
de Rossy de Palma.
El domingo es un osito panda, el lunes un camaleón que nos dispara su lengua pegajosa
a la aorta del ánimo.
Una ofensa inesperada: te deseo un lunes.
En fin, menos mal que, como todo,
tiene su principio y su fin, y a la vuelta a casa,
mientras nos metemos dentro del pijama, pensamos que con un poco de tele quizás
mejoremos el final del día. Pero justo ahí nos dan el último mazazo. Al conectar la caja tonta,
¡sorpresa!, Belén Esteban.
Apaga y vámonos. Nos tiramos de cabeza a la cama y nos zambullimos en el
martes... uffff... que trabajito llegar hasta aquí.
Manolo Martínez
Hazte seguidor, aquí abajo,
de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"
No hay comentarios:
Publicar un comentario