Nace septiembre a su tiempo, a los nueve meses de empezar el año, y como todo recién nacido, viene con el pan debajo del brazo, ese que amasarán el Kiki, Eslava o el Negro, de las cosechas recién cogidas.
Luego, tras el canto de la Salve, inundamos
la plaza de arriba, como si fuésemos un reguero de hormigas que van y vienen
nerviosas, buscando un velador vacío dónde reencontrarnos con los amigos para
contarnos el verano.
Ya sentados, vemos como Pepa, la
mujer del amigo, clava la mirada en el botón de la camisa que tenemos más cerca
del ombligo, el que está a punto de saltar por los aires, y es ahí dónde le
confesamos:
— Pepa..., han sido quince días
de “Todo incluído”.
Con el café echamos el último cigarro, descubriendo, tras la bocanada de humo, el techo de bombillas amarillas de la Plaza de Arriba. Puede que cada bombilla iluminada sea una petición a la Patrona, y por eso hay tantas bombillas.
...y que luego, cuando el favor es concedido, se enciende una estrella, y por eso hay tantas estrellas.
Hazte seguidor, aquí abajo, de mi Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"
https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-1630331003941651
No hay comentarios:
Publicar un comentario