LA MEJOR MEDICINA

Si te asomas a la ventana de la farmacia de Inma, junto a Santa María, verás que, delante del Nolotil, el paracetamol o del Orfidal, ha dispuesto, con mucho arte, unas diminutas mesitas sevillanas con sus sillas de enea, dos Tío Pepes con sus brazos "en jarra", y una flamenca de las que habitaban encima del televisor de nuestras abuelas. 

Es como si nos dijera, sin decirlo, que en estos días, la mejor  medicina está en la feria. 

Es curioso, porque cuando sales de esa farmacia, compruebas que esa calle de Martín López, es terapéutica de punta a cabo.

Esta preciosa travesía de Carmona, ofrece remedios para todos los desarreglos del hombre, desde aliviarnos los achaques del cuerpo en la mencionada botica (que bonita palabra), o, verbigracia, proveernos consuelo para los males del alma a pocos metros, en la prioral de Santa María. 

Y si algo faltaba para una completa sanación, una vez calmado lo tangible y lo intangible, el cuerpo y el espíritu, sólo nos queda buscar la suerte, y para ello, justo al final de la calle, o al principio, según se mire, podemos echar una primitiva que nos permita comprar jamón del “güeno”, o langostinos y manzanilla de Sanlúcar, las mejores medicinas, según la ventana de Inma, al menos esta semana de Feria, ya volveremos a los bálsamos de Fierabrás y a los "ay...que malito estoy"

Feliz Feria, amigos, y si me ven, me dejo invitar. Salgo muy barato. Me apaño con una cerveza muy fría y algo de pescaíto frito, si es que no hay punta de solomillo…, y más barato todavía, si s que nos vemos de madrugada, porque con un vaso de puchero con su hierbabuena, y una mijita de manzanilla, soy el más feliz del mundo. Y si no me quieren invitar, pues me cantan aquella de "En el corral del Condeee..."

Manolo Martínez

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