No entiendo por qué va la gente a Turquía a buscar pelo, teniendo aquí al Chami.
Este saetero de postín podría hacerse rico si le pusiera precio a su pelambrera.
Fíjense bien en ella, por favor, no le cabe un cabello más entre pelo y pelo. Es impresionante, espesa como un guiso de habas, y “apretá”, como el cante “jondo”.
El pelo del Chami no necesita acompañamiento, como le pasa a sus saetas, porque su mata de pelo va sola, agua y peine, como los niños de antes.
Chami, cojones, hazte donante de pelo, que al precio que están los trasplantes capilares, tienes, encima del pescuezo, pa comprarte un cortijo más grande que el de Morante, otro que también va sobrao…, cagüen dié…, que suerte tiene la gente, unos tanto…
Manolo Martínez
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