CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, octubre 26, 2025

LA ROPA DEL DOMINGO

La ropa del domingo era sagrada. Por nada del mundo tu madre consentía que te la pusieras un día entre semana, ni siquiera para ir a casa de la Tita Pepa, que era lo más que se despachaba en Tita. 

El Viernes Santo y el Viernes de Feria estrenábamos trapos, y esas dos mudas pasaban automáticamente a ser la ropa de los domingos. 

Con ellas visitábamos a los abuelos o nos íbamos de bares con nuestros padres. Eso sí, que Dios nos librase de mancharnos la ropa del domingo con el aceite de los calamares porque a nuestras madres les daba algo. 

—¡Ay Dios mío…la ropa del domingo! ¡Camarero… un K2R… o polvo de talco que chupe el aceite! 


Hoy la ropa del domingo es una especie en peligro de extinción. Nuestros hijos se ponen a diario una ropa por la mañana y otra por la tarde, y los que ya soplamos las  mismas velas que Espinete, apenas si salimos los domingos, por lo que se nos quedan colgadas en las perchas tantos domingos que cuando volvemos a vestirlas, parece que hemos salido de un capítulo de “Cuéntame”. 

Manolo Martínez

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sábado, octubre 25, 2025

UNA PESCADA "ASÍN" DE GRANDE

Una pescada así de grande. Eso era lo que buscábamos cuando íbamos a “La Herradura”. 

¿Se acuerdan ustedes de aquella taberna en la cuesta del matadero? Nos sentábamos haciendo equilibrios en las sillas con veladores sembradas sobre aquel repecho de cemento, hasta que llegaba el mudo, el camarero, quién, con dos voces y un manoteo, nos preguntaba qué íbamos a tomar. 

Le contestábamos llevándonos el pulgar a la boca y haciendo el gesto de beber, y luego, mostrándole cuatro dedos que querían decir cuatro cervezas. 

Pedir las tapas era más rápido. Apoyábamos la mano derecha de costado sobre la mitad el antebrazo izquierdo, casi un corte de mangas, y luego volvíamos a enseñarle cuatro dedos. El mudo entendía, a la primera, que aquello eran cuatro pescadas "asín" de grande.

Después de rellenar las jarras de cerveza tres o cuatro veces, bajábamos la pendiente haciendo eses, hasta llegar a la discoteca La Gloria, mientras escuchábamos “Cara de gitana… dulce apasionada…” 

Carmona, cualquier sábado de mil novecientos ochenta y poco, el siglo pasado, es decir,  que somos de esos afortunados que, aún mudando de siglo, seguimos vivos, ¿te puede pasar algo mejor?   

Manolo Martínez

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domingo, octubre 19, 2025

UNA CERVEZA MUY FRÍA

 “La vida no es tan difícil de llevar. Hay que dormir a la hora de dormir, hay que comer y beber a la hora de comer y de beber, hay que pasear cuando hay que pasear, mirar la mar y el cielo cuando hay que mirarlos, y hacerlo todo, como cuando se es joven”. 

Así hablaba la tía Gala, un personaje de Garci, mientras se fumaba un puro mirando al mar.

Aún así, sólo nos ponemos las pilas cuando le vemos las orejas al lobo, cuando, mientras los cabellos se visten de plata, los riñones se nos llenan de piedras, la sangre de azúcar y los pies de plomo. 

Es entonces, cuando la segunda lectura nos lanza el salvavidas, porque la misma plata que nos blanquea el cabello es la que nos templa el ánimo, igual que el excedente de azúcar en sangre se debe a que con los años nos volvemos más dulces, tiernos y tolerantes. 

¿Y las piedras? Con ellas construimos los caminos y, a ciertas edades, hemos andado tantos que empezamos a buscar posada, sosiego y pucheros. 

En fin, a estas alturas, toca observar, escuchar y estirar el corazón hasta tocar el futuro de los hijos con la punta de los dedos, poco más, si acaso una cerveza bien fría.


 Manolo Martínez

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sábado, octubre 18, 2025

EL CONEJO DE LA LOLE


Ya no hay catetos con boinas en los pueblos, hoy los catetos llevamos ropa de marca con la etiqueta por fuera, al menos eso decía Rafael Azcona. 

Bebemos Coca-Cola, comemos en McDonald, nos vestimos de Lacoste y Ralph Laurent, y nos cagamos en unos Calvin Klein. 

Ya no soy “yo y mis circunstancias”, ahora soy “yo y mis marcas”. 

Menos mal que Lacoste no fabrica lentillas. Se imaginan el mareo que sería ver, sorteando el rabo del dichoso cocodrilo impreso en las lentillas, porque lo que nos importa es que se vea la marca. 

Eso de valorar las cosas por su etiqueta es como leerse un artículo sólo por su titular. 

De muestra un botón, ¿cuántos de ustedes habéis empezado a leer este artículo sólo por su insinuante título? 

¿Y cuántos habéis leído hasta el final confiados en que en algún renglón apareciera el dichoso conejo?

 Pues eso.

                                                                       Manolo Martínez

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lunes, octubre 13, 2025

...SI ME QUERÉIS, IRSE


 Hay momentos en la vida en que uno quiere estar solo. Es más, necesita estar sólo, por las razones que sea, o porque te lo pide el cuerpo entero. Pero está Murphy, el imbécil de siempre, para recordarnos que si algo puede “salir” mal, saldrá mal. 

Y justo ahí, en el aprieto, cuando la circunstancia requiere sosiego, empiezas a escuchar al impertinente de turno untándole prisa al trance, mientras golpea con los nudillos dos veces la puerta que te separa de la ignominia: 

Oiga… ¿le queda mucho?, te pregunta aquella mala persona.


Si te concedieran en ese mismo instante un único deseo lo tendrías claro. Escaparte de ahí, como el cabrito que vemos en la foto, por el agujero más chico que hubiera. 

Pero en larga cola del baño no está el genio que concede los deseos, sólo hay prostáticos y niños con las rodillas juntas mientras sus manos estrangulan al único inquilino de sus braguetas. Entre tanto, sus madres gritan desde la fila sin soltar al niño de la mano: 

—Pero…, ¡por Dios!, ¿Qué está haciendo? Lleva una hora ahí dentro. 

Tú inspiras, repasas uno por uno tus chakras, y esperas a que una gota de sudor frío que baja despacio por tu frente se frene en la ceja. Entonces reúnes las escasas fuerzas que aún conservas tras los fallidos intentos y susurras, arrastrando la voz junto al retortijón: 

—Ya vooooy… 

…pero es mentira, no puedes ir todavía. Menos mal que te acuerdas de la Lola, y con una mano agarrándote los pantalones a la altura de las rodillas y la otra abriendo la puerta, asomas la cara blanca porque la sangre no le llega, y le gritas  a la fila:  

—Si me queréis…irse. 

Manolo Martínez


sábado, octubre 11, 2025

"COMER, BEBER Y HABLAR" con… EL ESCRITOR ANTONIO RODRÍGUEZ ALMODÓVAR, PREMIO DE LAS LETRAS ANDALUZAS "ELIO ANTONIO DE NEBRIJA" de 2025

Antonio Rodríguez Almodóvar en "Comer, beber y hablar"  

Descorchamos la nueva temporada de tertulias “Comer, Beber y Hablar” con un grande de las letras, Antonio Rodríguez Almodóvar, catedrático de literatura y reconocido escritor que ha sido recientemente galardonado con el XVII Premio de las Letras Andaluzas “Elio Antonio de Nebrija”. 

Rodríguez Almodóvar y Rosalía Gavira

Acudieron a esta tertulia más de cuarenta de personas, la mayoría alumnos de Rodríguez Almodóvar, por el que sienten un aprecio especial, cuando en sus años de bachillerato no sólo les dió clases de inglés, sino que les abrió de par en par las entendederas a muchos adolescentes que entonces aprendían a pensar y a tener una mirada crítica del mundo. 

Antonio R. Almodóvar y Manolo Martínez

Fue una maravillosa velada llena de palabras, vinos y viandas. 

Hablamos con Antonio de su obra, de los cuentos, de su autobiografía, “Memorias del pan y el miedo”, de su deambular por el mundo de la oralidad como fuente inagotable e imprescindible para la madurez de los niños. 

Más de cuarenta personas estuvimos en EL MOLINO de la ROMERA

Durante dos horas exhibió su capacidad de síntesis para hablar de literatura, docencia, de su visión del mundo, de sus recuerdos de Carmona, de Machado, de su recorrido vital, de su implicación en la vida pública de Sevilla como Concejal de su Ayuntamiento, o como Director general en la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía,  o como Director del Pabellón de Andalucía en la Exposición Universal de Sevilla de 1992, y mil cosas más con las que Antonio, como todos los grandes de verdad, nos ilustró desde su afable cercanía y su exquisito trato.  ​

Lola, Carmen, Elisa, Clara y M. de Gracia

Por cierto, no dejen ustedes de ir al Museo de Arte y Costumbres de Sevilla, al que nuestro querido profesor donó archivos, audios impagables, con cuentos recopilados por toda Andalucía. 

     Rodríguez Almodóvar y Rosalía Gavira Buzón

Mi especial agradecimiento a Rosalía Gavira Buzón, por ser el alma de esta tertulia, y por revelarme una parte de mi árbol genealógico que yo desconocía, y a través del cual, Rosalía y yo, emparentamos gracias a mi abuela Belén, la madre de mi padre. 

Un placer conocerte Rosalía. 

El profesor con una de sus alumnas, Chari Valencia

Esta reunión, la número 69, se celebró en el mismo espacio dónde nacimos como tertulia, El Molino de la Romera, a cuyos dueños, Rosa y Luís Gavira, y a su equipo de profesionales, capitaneado por Jesús, agradecemos su excelente atención, amén de sentarnos en su espectacular Salón de las Bóvedas, cuyas dos ventanas, como dos ojos, nos muestran la inigualable Vega de Carmona. Impagable también la calidad de sus fogones. 
Antonio con el organizador de la tertulia, Manolo Martínez

Gracias, como no, a mi amigo Francisco Javier Díaz Ojeda, que nos ha regalado la memoria visual de esta tertulia en forma de hermosas fotografías.

Carmen Gahona

Fotografías de los años en el Maese Rodrigo con el profesor y escritor

M. Ángeles Ávila León, autora del libro "Un día en Venus", con su madre

Elisa y Carmen Molina, M. de Gracia Carrera y Chari Macedo

La imagen de la tertulia, Antonio recibe el cariño de sus alumnas


Paco Ávila y su señora, Manolo Martínez, Antonio, Rosalía, y Antonio Ojeda




Mi amigo Enrique Ávila en una intervención



Antonio intercambiando impresiones de literatura con M. Ángeles 

Como todos los grandes, Antonio es cercano, afable, sencillo

El cariño incondicional al profesor que les enseñó a pensar

Antonio dedicándome su maravillosa autobiografía "Memorias del miedo y el pan"
Libro que pueden adquirir en la librería "BUKS" en la Calle Real

Manolo Martínez

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domingo, octubre 05, 2025

Carmona tiene Molino y Mar

                Foto: M. de Gracia Carrera 

En esto vimos, en lo más alto de Carmona, un Molino que parecía gigante, cuyo nombre, una vez que has entrado y probado sus vinos y viandas, nunca olvidas, “Molino de la Romera”.

Pero no sólo por el buen comer y el mejor beber, sino porque desde su terraza, pueden descubrir vuestras mercedes, algo que nadie desmiente, cuando avistan sus olas verdes mecidas por el viento, y es que Carmona sí tiene mar, que te lo digo yo, Sancho, porque así me lo confesó mi padre, don Miguel de Cervantes, quien estuvo en esta fermosa ciudad de Carmona recaudando provisiones, de lo que hay constancia escrita. 

… y dejemos ya la palabrería, amigo Sancho, y pide ya al mesonero. Yo quiero, para mis pocas carnes: cochinillo tostado y carrilleras de cerdo sobre patatas meneás y polvo de chicharrones. Para ti, mi escudero, pide espinacas con garbanzos, que son propias del lugar y además tú ya vas sobrado de carne. 

 Manolo Martínez

          

sábado, octubre 04, 2025

El picadero


Mi padre, que era un enamorado de los caballos, me enseñó a tratarles. Compraba los caballos cerreros, porque le salían más baratos, y luego les daba picadero. 

Les dejaba la cuerda larga para que desfogaran, y empezábamos a guiarles las vueltas sobre una pista de tierra. Primero a un lado y luego al otro. De cuando un cuando un parón. Era la forma de educar al caballo.

Lo siguiente, al cabo de muchos días, ponerle la montura, para que se acostumbrara a llevar alguien encima. A continuación metía mi padre un pie en el estribo, sin perderle la cara, y hacía varios falsos intentos de montarle, a ver como reaccionaba el rocinante.

Tras tenerlo medio estudiado, por fin lo montaba. Era cuestión de tiempo, paciencia e ir conociendo las ideas del equino porque, como las personas, cada uno era de un padre y una madre. Nada que ver unos con otros. 

Estaban los mansos, los rebeldes, los traicioneros, los nobles... como nosotros, con la salvedad de que a nosotros en vez de ponernos un cabezal y darnos vueltas sobre la tierra, la vida nos va dando problemas y la briega diaria de la rutina. 

Da igual que cabeceemos, y queramos escaparnos, estamos condenados a ser domados, y ¡ay! del que se resista. 

Si das mucha lata, igual te venden para carne, como se hacía con los caballos que nadie conseguía desbravar. 

Manolo Martínez

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