Cada vez que no queremos que se nos olvide algo procedemos con el cambalache. Al principio nos cambiamos el anillo de dedo, luego, cuando pierde efectividad la mudanza, lo cambiamos de mano, siempre es para acordarnos de algo que no queremos que se nos olvide.
Pero hay veces, cada vez más, como buen pureta, que no recuerdas para qué te cambiaste el anillo de dedo, o de mano. Entonces uno piensa que no sería tan importante la cosa que había que recordar si se nos fue de la cabeza.
Seguramente sería algo como sacar la basura, comprar agua antes de volver a casa, o recoger al perro de la peluquería… esto último siempre se me olvida, básicamente porque no tengo perro.
Allí hay algo que necesito para dormirme, un helado. Me hace sentir tan bien que salivo como el perro de Paulov cuando se acerca el momento. No hay una sola noche que no abra ese cajón en el que parece haberse empadronado el invierno.
Desde hace unos días me jode leer esa nota recordatoria que dejo encima del Maxibon. Sé que la puse yo, por eso me da más coraje todavía. La nota pone:
PROHIBIDO COMER HELADOS, TIENES EL COLESTEROL ALTO.
Todos los días hago cachitos la nota, aunque luego siempre la vuelvo a escribir, eso sí, después de comerme el helado.
Después de muchos rebechines
conmigo mismo, he decidido dejar de escribir esas notitas y he vuelto a
cambiarme el anillo de dedo, así no me acuerdo que me cambié el anillo para
acordarme que no debo comerme el helado.
¡Ah...!, como no me acuerdo...
Manolo Martínez
https://www.facebook.com/Comer-Beber-y-Hablar-630331003941651/?ref=bookmarks
No hay comentarios:
Publicar un comentario