Todo necesita su tiempo. Un enfado no iba a ser la excepción. Pero, claro, lo primero es detectar que esa persona está mosqueada, porque hay gente que lo disimula, y es complicado adivinar su fastidio. Un indicio claro de que hay disgusto en la persona que tienes en frente, es verla hacer pucheros la víspera de la lágrima. Si observas ese síntoma, el tiempo que dura el enfado es perfectamente calculable si sigues al pie de la letra estos consejos:
En una olla con agua caliente echa patatas y garbanzos. Añades ternera, tocino y hueso añejo. Ahora a desespumar, antes de que la grasa se coagule, tu colesterol te ponga a darle vueltas a la ronda norte como si fueras un pony de feria.
Una vez quitada la espuma, cierras la olla y pones la pesa. Lo dejas una hora, et voilá, se acabó el puchero, y con el fin del puchero el fin del enfado. Queda claro, un enfado, si tiene puchero, no debe durar más de 60 minutos, a más tardar una hora, pero si el enfado no lleva puchero, no debe vivir más tiempo del que se necesita para dar un beso.
El paciente amador de arriba no se entera, salta a la vista que ha visto pocos pucheros.
Manolo Martínez
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