Cada vez que escucho a los jóvenes quejarse por retirar de la mesa el plato en el que han comido, hacer su cama, o plancharse una camisa, me acuerdo de aquellas mujeres que tenían que limpiar con algofifas.
Se arrodillaban en el suelo para pasar aquel trapo, la algofifa, previamente mojado en un cubo de agua con jabón, luego lo exprimían y volvían a pasarlo, empujaban el cubo hasta el siguiente trozo o escalón y vuelta a empezar. Si los suelos eran de barro, se dejaban allí las manos desgastando el jodido trapo sobre los ladrillos para que saliera la roña.
Muchas mujeres que tuvieron que criar solas a sus retoños, sacaron sus casas adelante a fuerza de pasar la algofifa. Mujeres valientes que tuvieron el coraje de alimentar y darles estudios a sus hijos dejándose las rodillas, y las manos, limpiando con aquel harapo.
No son pocos los profesionales (médicos, abogados, arquitectos, profesores...) que sacaron sus carreras gracias a la algofifa con la que sus madres echaron todas las horas del mundo limpiando casas y escaleras. Mi homenaje a ellas, pero sobre todo, a Manuel Jalón, aquel santo varón que inventó la fregona para que hoy no tengamos, ni hombres ni mujeres, que arrodillarnos para limpiar.
Manolo Martínez
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1 comentario:
Un homenaje, que no debería faltar en ninguna mente, con recuerdos hacías esa mujeres, madres ante todo los/ las , paridos y nacidos tras la mayor miseria conocida por la humanidad,y en particular por España.
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