—Mary, de estos entran pocos en el
kilo.
Así se identificaban los mejores
artículos que, al ser casi siempre los más caros, eran también de los que menos
cantidad se compraba, de ahí la imagen de "entran pocos en el kilo"
haciendo alusión a la calidad del producto.
Y eso mismo ocurre con algunas personas, que entran pocas en el kilo, por su valía y excepcionalidad. Uno de estos es Pablo García, el chef de “Lolita Fusión”.
En sus pocos años, Pablo, ha conseguido que su cocina sea un referente de la gastronomía sevillana. Así lo acreditan los numerosos reconocimientos que prestigiosas entidades del gremio de la hostelería le han concedido.
Pero el santo y seña de este joven es su personalidad, gracias a la cual ha conseguido crear un ambiente grato y distendido entre sus trabajadores, que por efecto dominó nos trasmiten a los clientes.
En estos días de calores, que a todos nos vienen grandes, uno no puede dejar de pensar en quiénes, por mor de su profesión, no tienen el alivio del aire acondicionado ni del ventilador, como tuve la ocasión de comprobar cuando al acercarme a saludar a Pablo, éste me invitó a que entrara en su despacho, la cocina, y una vez dentro me preguntó ¿qué?, ¿qué te parece?
Sobraba la respuesta. Allí hacía más de cincuenta grados con los que bregaban Pablo y su equipo.
Pero había “algo” por encima de aquel asfixiante calor, un detalle que incluso disimulaba el cansancio de tantas horas detrás de los fogones.
Un gesto que dejaba en segundo
plano la exquisitez de los platos que allí se elaboraban, y esa circunstancia
era, es, su eterna sonrisa, la misma que te empuja a llevarte bien con este
hombre que ama lo que hace, y quizás ahí nazca esa sempiterna curva en su boca
que nos dice, sin decirlo, “me gusta lo que hago”.
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