Aunque una calle separa lo terrero de lo divino, el cielo les une en una dedicatoria que cuelga del restaurante, y en la que reza “Aquí se come como en el cielo”.
No sabemos, si ese privilegio se debe a la cercanía de la casa del Señor de Sevilla, o simplemente a que, Sixto Tovar, otro señor, aunque con otras competencias, ha conseguido elaborar en su cocina las mejores viandas posibles.
Los piropos de sus clientes más famosos cuelgan de las paredes del Eslava, desde Garmendia a Tricicle, porque allí comen intelectuales, comunicadores, artistas…, pero el justo halago para Sixto, amén de su maravilloso quehacer culinario, es el trato exquisito que este hombre, y su equipo, dispensan a cada comensal, sean pintores, mandatarios, o alguien que pasaba por allí.
Manolo Martínez
Tertulia "COMER, BEBER y HABLAR"
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