Ahora que tengo la edad que tenía mi padre, lo veo todo mucho más claro.
Veo a mi madre hacer como que está mirando el móvil, fingiendo ver a alguna vecina asomada a esa ventana; pero yo sé que está evitando ver como soplo las velas, porque, lo que no quiere, es apagar otro año.
…y veo como, lo que para los nietos es un ¡venga ya! vestido con dos apretones de labios que dibujan: la impaciencia de José Antonio y el estoicismo de Rodrigo, para la abuela es un ¡ay! nostálgico, por la irreverente rapidez con que pasa la vida.
Ahora, que ya tengo la edad que tenía mi padre, lo veo claro.
...veo como, ante el abismo incierto de una tarta repleta de velas, nada mejor que dos cándidas sonrisas con nombres de sobrinas: Julia y Gloria.
…y también veo que, en los carrillos inflados del soplavelas, hay más miedo que aire, porque querría que la vida se detuviera ahí, en esa fotografía, con Pablo y Ángel siempre al lado de su padre.
Por eso, ahora que tengo la edad que tenía mi padre, he aprendido que el tiempo es un descuidero que nos roba, sotto voce, todo lo que no abrigamos con amor, dejándolo a la intemperie de la desgana.
Manolo Martínez
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2 comentarios:
Felicidades Manolo, así de bien acompañado da gusto cumplir años de madurez 🎂🫂
Felicidades, rodeado de tanta juventud pareces uno más, no digas tu edad que no la aparentas. un abrazo.
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