Era él, estoy seguro, porque los genios nunca mueren, aunque, como buenos carnavaleros, cambian su “tipo” cada año, según les venga en gana.
Este año se ha disfrazado de gaviota. Me ha dicho que es más cómodo para él, porque en época de bulla del Carnaval, va y viene al Teatro Falla en dos aletazos.
Con dos aleteos llega a la calle Columela, para recordar viejos tiempos, porque, justo en esa calle, estaba el Café de la Lonja, en cuyas mesas de madera apuntaba con tiza las consumiciones, y de ahí le viene su apodo “el tío de la tiza”.
Le dije a Antonio que estaba muy bien para sus 163 años, nació en 1861, y le caería en gracia que empezó a “largarme” de los tres pilares del Carnaval: Cañamaque, Paco Alba, y él mismo, el “Tío de la Tiza”.
Nosabená el “Tío de la Tiza”.
En fin... me tengo que ir "omío", que sale mi tren, ya echamos otro ratito y me invitas a chicharrones del Curro en la plaza de abastos.
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