Abstenernos de entrar en las redes sociales durante un tiempo no debiera ser una pose, sino la presentación de nuestra candidatura a ser un poco más libres. Hay que empezar a cogerle los dobladillos a esa sobreinformación que nos pisamos a diario, y con la que sólo pretenden desinformarnos.
Un acertado comentario de un amigo de facebook sobre mi absurda necesidad de prevalecer en las redes sociales me hizo plantearme un ayuno voluntario de redes. Aunque antes tengo que enterarme si para esa hipotética desconexión hay algo parecido a la metadona que contrarreste la abstinencia. Ya les contaré cuando vuelva del país de nunca jamás, si es que me voy, y si es que vuelvo si me voy.
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