CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, marzo 30, 2024

Todo se repite


Cuando somos niños vemos pasar la vida como una apasionante película que nos sorprende cada día. El acontecimiento más banal nos parece algo extraordinario.


Nos sorprendemos, nos impresionamos, estamos secuestrados por las emociones que aún no hemos aprendido a gestionar. Somos una presa fácil para el miedo, todo lo inflamos hasta explotar en nuestro infantil pensamiento. La vida puede ser una canción, o un susto, o un gol, o un truco de magia. 


Luego llegan ellas, las hormonas. Ahí empezamos a perder los papeles hasta el infinito y más allá. Ni el fútbol, ni los amigos, ni el más bellos de los paisajes nos distraen de esa lucha interna que establecen la progesterona y la testosterona. Manda huevos. Una mirada, una sonrisa, un mírame pero no me toques..., son la bandera tras la que caminamos hombres y mujeres en los años en que, en teoría, estamos madurando.


Pero hay que despedirse, toca cumplir con los deberes. Sellamos nuestros proyectos con un beso, mientras el tren, atiborrado de propósitos, avanza por la vía (que decimos en Sevilla), o la vida (que deletrean en Madrid).


Ufff...,y empieza el suplicio. Nos ponemos a tirar números como locos. Pero no salen. De ninguna de las maneras. Hipoteca, luz, agua, teléfono, móviles, el coche, las cervecitas, el café, los reyes, la feria, el Rocío, hay que estrenar el Viernes Santo, Chipiona se nos queda chica y queremos irnos a Praga en verano...


...hay que esperar, todos lo hacen. Pero sentados nada ocurre. Si no hacemos nada, todo sigue igual, y los años pasan. Al final nos robaron los ahorros, nos despidieron y nos quedamos sin blanca. ¿Pero esto siempre es lo mismo? Unos tanto y otros tan poco. 


Carretera y manta. Hay que dejar nuestras casas, a nuestras familias, dicen que ahora estamos globalizados, que somos ciudadanos del mundo, pero coño ¿de qué mundo?. Además, siempre nos toca a los mismos.


En mayo del 68 los estudiantes tomaron las calles, son los mismos que hoy toman las calles por las pensiones. Los mismos, pero los que nos hemos criado con toda clase de comodidades no nos movemos ni con agua caliente, ¿para qué?, ya lo hacen nuestros padres, o nuestros abuelos...ellos es que lo pasaron muy mal y saben lo que es protestar...a ver si lo consiguen ellos. 


Pararse a ver pasar los años duele. No poder tener a los hijos en casa, duele. Con el trabajo que nos costó darle una carrera y pagarle el máster, vaya sacadineros.¿Que nos queda? ¿Tiempo?


Echemos una manita de cartas, igual mañana...

Manolo Martínez

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