CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


sábado, junio 22, 2024

¿A qué he venido yo aquí?


¿Cuántas veces te has levantado del sofá en busca de algo y al llegar a la habitación te preguntas para qué ibas allí? 

Y es que, esa pregunta, es una trampa que nos salta como un resorte a lo largo de nuestras vidas: 

¿A qué he venido yo a la cocina, a mis creencias, a mis convicciones, a mi profesión, o al mundo?

¿A qué he venido yo aquí?, se pregunta el de las orejas de soplillo que mira al infinito buscando la respuesta. Y esa duda no resuelta es la prueba irrefutable de que descendemos de él. 

Hoy, millones de años después, andamos totalmente erguidos, nos casamos por la iglesia y hemos inventado el puchero para las resacas de feria, pero no hemos borrado de nuestra cara esa mirada perdida porque nos martillea a diario la misma cuestión. 

Menos mal que recordamos lo que fuimos a buscar en cuánto regresamos a nuestra zona de confort, al sofá. 

Entonces nos sentamos de nuevo en nuestras vidas, y allí, con las orejas de soplillos atentas, sentimos  el frío que nos recorrió el ánimo al no conocer la respuesta, el objeto o el sentido de nuestra ubicación. 

Mejor quedarnos en el sofá que ir a la habitación de al lado para no saber qué hacemos allí.

                                                    Manolo Martínez

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