CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


domingo, junio 02, 2024

CUÉNTAME CARMONA (Capítulo 1)


El pasado jueves celebramos en Mingalario la tertulia número 50 de “Comer, Beber y Hablar”. 

Lo hicimos dando un paseo por la Carmona de antes a través de las historias de Carmona contada por algunos de sus protagonistas: Manolo Macedo, Julio Pastor, Pepe Ibáñez y Francisco Gallego, quienes durante dos horas nos trasladaron al Teatro Cerezo, la Feria, las tabernas y los médicos de aquella Carmona en blanco y negro. 

Elegimos para esa caminata por los recuerdos la taberna con más solera de Carmona, Mingalario, en la que su dueño, y mi amigo, ese gran profesional que es Antonio Martínez, nos deleitó con buenos vinos y mejores tapas, ambos servidos por el siempre agradable Fran, de espléndida caballera. 


Abrió la tertulia Julio Pastor que vino cargado de carteles, entradas, agendas escritas por su padre, Julito Pastor, en la que con el mimo de quien ama lo que hace, anotó las incidencias de toda una vida dedicada al cine. Julio nos contó con exquisito detalle de  pormenores y anécdotas aquellos años en los que el cine era la única evasión que tenía la sociedad. Fue maravilloso escuchar a hombre que después de dejar las aulas se ha subido al escenario para seguir construyendo historias, ahora desde su nueva ocupación, actor de teatro. Feliz de haberte conocido don Julio, gracias. 

Si Julio nos abrió el apetito para zambullirnos en el pasado, Manolo Macedo llenó el salón de Mingalario de risas con su prodigiosa memoria de rapsoda, sus chistes y su inagotable anecdotario. Desde su trabajo dando números para el médico como funcionario de la sanidad, hizo feliz a muchos carmonenses con su maravilloso sentido del humor, un artista de los pies a la cabeza. 



Luego le llegó el turno a Pepe Ibáñez, sin lugar a dudas, una de las personas más queridas de Carmona, por su afabilidad y sus maneras, siempre templadas y dialogantes, y su absoluta entrega a todo cuánto emprende, siempre sumando. Nos habló de la feria de antes, tan participativa, desde su labor como presidente de la Peña La Giraldilla. 


Como benjamín de aquel póker de tertulianos, Francisco Gallego, tertuliano veterano de “Comer, beber y hablar” nos deleitó con su verbo fácil hablándonos de aquellas tabernas de entonces: Gamero, Casa Chacón, El Mesón de la Reja, Pajarito, La Cuadra…

Nos habló de los tratos, los tratantes, de Los Giraldillos… Francisco es una maravilloso conversador, siempre con algún destello de humor que adorna su sabrosa conversación. Gracias amigo, muchos años compartiendo tertulia, y los que nos quedan. 


La grandeza de una tertulia está en la diversidad, porque lejos de enfrentarnos por los distintos, nos enriquecemos con la atenta escucha del otro. En Mingalario nos reunimos aquella noche médicos, trabajadores de la banca, profesores, funcionarios, estilistas del cabello, joyeros, jubilados, autónomos, sanitarios, comerciales, personas del mundo de la cultura, farmacéuticos... componiendo una tertulia con casi treinta personas, treinta puntos de vista, treinta cabezas llenas de recuerdos y vivencias.


Y por si fuera poco, don Antonio, el cura de San Pedro, que pasaba por allí, se unió en la última cuestión que planteamos en la tertulia ¿éramos más felices antes, aún teniendo menos cosas? 













No puedo acabar esta reseña sin agradecer al responsable de este precioso reportaje fotográfico, Enrique, tertuliano desde el minuto cero. Gracias de corazón.


Tertulia “Comer, beber y hablar”

Carmona, tercer día del  cuarto mes, del año dos mil veintidós

Manolo  Martínez

 

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