En
todos los trabajos se fuma, y miren ustedes dónde se han tenido que encaramar
esta docena de trabajadores para no incumplir la prohibición de fumar en la vía
pública. No, no me he equivocado, ahí había una docena de trabajadores, hasta
que a uno se le ocurrió recordarle al último de la fila que tenía que haber dos
metros mínimo de distancia entre ellos para poder echar el cigarrito, y el
pobre hombre fue tan legal que se desplazó. En definitiva que habrá que dejarlo, porque esta prohibición ha sido tan necesaria que debería dilatarse más allá de la pandemia, por el bien de la salud pública. Y que conste que quien escribe esto, aunque no mucho, fuma.
Manolo Martínez
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