Aquí la tienen ustedes, en carne y hueso. Es la niña de la curva. Tóquenla sin miedo, ya no podrán traspasarla como cuando era un espectro, ahora está mullidita. Los fantasmas también se cansan de la vida que llevan, y algunos, como esta niña de la curva, deciden volver al mundo de los vivos.
— ¡Qué jartita estaba de esperar cada noche a un tonto al que poder asustar para mantener mi reputación!, (declaró recientemente a una cadena de televisión local)
Su retorno al mundo de los mortales tuvo un precio. De pronto se le echaron encima todos los años que realmente tenía, así la delataba su recién estrenado pelo blanco abanderado con un roete de abuela. Ahora baja todos los días en busca de un pan de pueblo, porque lo único que ahora quiere es huir de aquellos malos rollos para empezar a hacer buenas migas.
Manolo Martínez
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