Hay cosas que no tuvimos que estudiarlas para que se nos quedaran en la cabeza como, por ejemplo, los dichos con que el que nos consolaban nuestros padres: “Si te duele es porque se está curando” con el que nos subían el ánimo cuando nos quejábamos de los desconchones en todo el cuerpo por mor de nuestras diabluras.
Algo así nos está ocurriendo ahora cuando los años nos regalan analíticas con más colesterol, transaminasas o azúcar de las permitidas. Entonces, médicos y mujeres se compinchan para prohibirnos todo lo que nos alegra los días: los helados, los dulces, los tintos y los blancos, los chicharrones, el cerdo y el tabaco, coño. ¿Pero es que se puede vivir sin todo eso?
Sólo nos queda observar algunos bienes esenciales para la felicidad de un hombre: un Magnum almendrado, un Ribera del Duero, una hamburguesa con mucho mucho tabasco… como cuando nos mirábamos la postilla de la rodilla mientras escuchábamos que aquel dolor era la garantía de que estaba sanando. Con la misma excusa nos dicen ahora:
- “Ese malestar que te produce la prohibición de tantas cosas buenas, es por tu bien”
… en fin… que volvemos a lo de antes, al “si
te duele es que se está curando”. Queréis dejadme tranquilo, coño… que ya no
tengo postillas en las rodillas, pero de seguir así me van a salir telarañas en
el estómago, no te jode…
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