Desde los tiempos de Maricastaña, cuando alguien tenía una mala vida, por las razones que fueren, se decía que llevaba una vida de perros. Nadie podría imaginar que algunos chuchos cambiaran su existencia hasta alcanzar estatus ignominiosos.
Ni Heráclito, aquel que sostenía que todo en la vida era un cambio constante, hubiese imaginado que hoy hubiese chihuahuas que viviesen por encima de sus posibilidades, como hacen en los pueblos la gente que llamamos de "media capita".
Comen a la carta, visten de marca, van a la pelu, y se estresan, los perros digo, como nosotros, y como los de "media capita". Es más, hay veces que uno piensa "...quien fuera perro": sin problemas, sin obligaciones, sin hipotecas, sin tener que sonreír a cojones.... jodeeerrr..., digo…, ¡Guau!, o ¡Guadu!, si el perro es de "media capita".
¿Qué nos queda por ver? Esperemos que muchas cosas,
pero por favor, tengamos dos dedos de frente, y que un perro sea un perro, no
una star system, ¡por los clavos de Cristo!, que nos hemos vuelto gilipollas.
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