CARPE DIEM



Dentro de veinte años, lamentarás más las cosas que no hiciste, que las que sí hiciste. Así que, suelta amarras y abandona el puerto seguro. Atrapa los vientos en tus velas. Explora. Sueña. Descubre.


viernes, enero 01, 2021

Buchitos


La vida no se mide por el número de respiraciones, sino por los lugares e instantes que nos quitan la respiración. Tengo un amigo al que llamamos cariñosamente "Buchito", y se lo decimos porque de jóvenes tenía la sana costumbre de retenernos para tomar la última, con aquello tan de camarero de antes de: “Señores…el último buchito que nos vamos”. Siempre lo tomábamos. Bendito buchito. 

Pues eso es más o menos la vida, darle buchitos a todo lo que tenemos delante. Hoy es año nuevo, y con todo el día por delante para mi familia y para mí, me puse un rato a ver fotos de las que se guardan en la caja metálica de bombones, las mejores. Es un placer sacar un momento de tu vida de una lata cada vez que metes la mano. Cuando subí ésta hasta ponerla a la altura de mis ojos, pensé lo poco que necesita un niño para reírse, subirse al primer peldaño de una escalera. Con qué poco, con un buchito de lo que sea te alegras el día. 

Un buchito puede ser buscar el camino más largo para ir al trabajo y así ver gente, campo y cielo antes de empezar a pelearnos con los problemas. Otro buchito es asomarnos al balcón antes de acostarnos, e inspirar con tantas ganas que arrimemos la luna a casa. Hay tantos buchitos como bares. Uno de los que más cargan las pilas es el de mirar los ojos que te miran, que no siempre lo hacemos. 

 Porque lo mágico del buchito es que no te hartas. No es la “tragantá” de cerveza que se te va a los ojos y parece que se te van a salir de la órbita. Yo estoy empezando a probar un buchito que me ofreció hace años una amiga y es el de sonreírle al imbécil que te grita porque se cree mejor, o simplemente porque carece de ese bien que es la educación. No, no es el “dientes…dientes”, de la Pantoja. Es el buchito inteligente de tomarse la vida con calma, a pesar de los borricos con los que te cruzas con vaqueros de marca. 

Les confieso que uno de mis mejores buchitos es abrazar a mi mujer, que me suele estar esperando cuando vuelvo del trabajo. Me sabe a poco, me deja con ganas. Esa es la magia del buchito. 

Manolo Martínez         

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